El efecto albedo juega un papel fundamental en la gestión del clima en las ciudades. Básicamente, se refiere a la capacidad de las superficies para reflejar la radiación solar. En el entorno urbano, donde abundan materiales oscuros como el asfalto y los techos de los edificios, el efecto albedo es bajo y puede contribuir significativamente al calentamiento urbano. ¡Sigue leyendo!
¿Qué es el efecto albedo?
El efecto albedo es una medida de la reflectividad de una superficie. Un terreno con alto albedo, como la nieve, refleja la mayor parte de la radiación solar que recibe, mientras que una superficie con bajo albedo, como el asfalto, absorbe la mayoría de rayos.
En las ciudades, el predominio de materiales oscuros no solo aumenta las temperaturas locales, sino que también incrementa la demanda de energía para la refrigeración de los espacios, lo que contribuye a un mayor consumo energético y al calentamiento del entorno.
Por si te interesa, en el artículo ¿Qué es el efecto Albedo y por qué se debe tener en cuenta al hablar de Cambio Climático? explicamos más detalles sobre las características de este fenómeno.
¿Cómo influye el efecto albedo en la isla de calor urbana?
La isla de calor urbana es un suceso donde las ciudades experimentan temperaturas bastante más altas que las zonas rurales cercanas. Esto ocurre debido a la concentración de materiales que absorben y retienen el calor. Además, la falta de vegetación y árboles también influye en el aumento de las temperaturas, ya que las plantas ayudan a regular el clima.
Por ejemplo, en una ciudad la temperatura de una superficie de asfalto puede variar de forma drástica dependiendo de si está a pleno sol o bajo la sombra de un árbol. Se ha observado que el asfalto expuesto directamente al sol puede alcanzar temperaturas de hasta 60°C, mientras que una superficie similar bajo la sombra de un árbol puede mantenerse alrededor de los 30°C.
Por estas razones, la relación entre el efecto albedo y la isla de calor urbana es directa. Las superficies de las ciudades absorben una gran cantidad de calor, lo que eleva las temperaturas de forma excesiva hasta empeorar las condiciones de vida en las urbes, especialmente durante las olas de calor, incrementando el riesgo para la salud de las personas y de la biodiversidad.
En los últimos años, de hecho, las ciudades han experimentado temperaturas muy elevadas, como Madrid donde la máxima en 2024 llegó a los 40.4ºC, superando la media histórica. O en Bilbao y Santander, donde en 2023 los termómetros marcaron 43.9ºC y 41ºC respectivamente. Sin duda, temperaturas récord para tratarse del norte de España.
¿Cuál es el impacto ambiental y social del efecto albedo en las ciudades?
El bajo albedo urbano tiene consecuencias ambientales significativas. Por un lado, eleva la demanda de energía para enfriar los hogares y espacios, lo que a su vez aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye al aumento global de las temperaturas.
¿Qué podemos hacer para mejorar las consecuencias del albedo urbano?
Aumentar el albedo en las ciudades es una estrategia clave para mitigar sus efectos negativos. Esto se puede lograr mediante el uso de materiales de construcción de alta reflectividad, como techos blancos y pavimentos fríos, que reflejan más radiación solar. Asimismo, integrar áreas verdes y espacios abiertos también contribuye a mejorar el albedo, reduciendo las temperaturas locales.
En resumen, el efecto albedo es un factor crítico en la gestión del clima en las ciudades. Las planificaciones urbanas deben poner a sus habitantes en el centro y valorar elegir materiales que ayuden a mejorar el confort térmico, además de incluir espacios verdes que aumenten la calidad de los ecosistemas y de su fauna y flora.