Las extinciones masivas de la Tierra y su conexión con la crisis climática actual 

A lo largo de la historia, la Tierra ha enfrentado cinco extinciones masivas que transformaron radicalmente la biodiversidad del planeta. Hoy, la comunidad científica advierte sobre una posible sexta extinción impulsada por actividades humanas como la deforestación, el cambio climático y la contaminación. Este fenómeno no solo amenaza a las especies, sino también a los ecosistemas que sostienen nuestra vida diaria, haciéndolo un problema ambiental y social de urgente atención. Quédate para conocer más.

¿Qué es una extinción masiva? 

Como ya hemos comentado, la Tierra ha sufrido cinco eventos de extinción masiva. Estos períodos se caracterizan por la desaparición abrupta y significativa de la biodiversidad (entre un 70-90 % de las especies existentes) en un corto espacio de tiempo, geológicamente hablando entre 500.000 y 3 millones de años.

Estos episodios fueron provocados por distintas causas, desde erupciones volcánicas masivas hasta el impacto de meteoritos y cambios drásticos en el clima. Sin embargo, todas ellas comparten un elemento común: transformaron por completo los ecosistemas del planeta.

Y en el siglo XXI… ¿Estamos viviendo una sexta extinción masiva? 

La pérdida acelerada de biodiversidad actual ha llevado a muchos científicos a hablar de una posible sexta extinción masiva. Según datos recientes, un millón de especies están en peligro de extinción, principalmente debido a las consecuencias de actividades humanas como la destrucción de hábitats, el cambio climático, la contaminación y la sobreexplotación de recursos.

Pero, ¿por qué esta es diferente?

A diferencia de las otras extinciones, donde las causas eran naturales, esta nueva podría estar impulsada casi exclusivamente por el ser humano. La velocidad con la que se están perdiendo especies es alarmante y podría superar las tasas de extinción registradas en cualquier otra era geológica.

Comparación entre extinciones masivas y la pérdida de biodiversidad actual

Las extinciones masivas del pasado fueron provocadas por causas naturales, los cambios ocurrían en miles o millones de años y afectaron a los ecosistemas a nivel global:

Extinción del Ordovícico-Silúrico (hace 443 millones de años)

Provocada por una glaciación masiva seguida de un descenso del nivel del mar. Este cambio climático extremo redujo significativamente el hábitat disponible para las especies marinas, causando su desaparición en gran número.

Extinción del Devónico Tardío (hace 359 millones de años)

Causada por cambios climáticos prolongados y una posible disminución del oxígeno en los océanos (anoxia), lo que afectó gravemente a los ecosistemas marinos.

Extinción del Pérmico-Triásico (hace 252 millones de años)

La alta actividad volcánica liberó grandes cantidades de dióxido de carbono y metano, provocando un efecto invernadero extremo y la acidificación oceánica. Es la extinción más devastadora, con la pérdida del 95 % de las especies.

Extinción del Triásico-Jurásico (hace 201 millones de años)

De nuevo, se produjeron distintos cambios climáticos por erupciones volcánicas intensas, combinadas con un aumento del dióxido de carbono, generó un calentamiento global y la pérdida de biodiversidad.

Extinción del Cretácico-Paleógeno (hace 66 millones de años)

El impacto de un asteroide en la región de Yucatán (México) desató incendios globales, tsunamis y un invierno nuclear. Sumado a la actividad volcánica preexistente, este evento marcó la desaparición de la mayor parte de los dinosaurios.

Por otro lado, esta nueva y posible extinción masiva estaría provocada principalmente por actividades humanas (aumento incontrolable de las emisiones de dióxido de carbono desde la era industrial, agotamiento de recursos y materias primas, contaminación y pérdida de hábitats, etc.).

A diferencia de las anteriores, estos cambios están ocurriendo de una forma acelerada, en apenas décadas o siglos, y afecta de forma especial a zonas tropicales y marinas.

La consecuencia de la actividad humana: el cambio climático sin frenos

El cambio climático, derivado del aumento de gases de efecto invernadero, es uno de los principales factores de riesgo para la biodiversidad. Está modificando patrones climáticos, aumentando las temperaturas y acidificando los océanos. Este último efecto, por ejemplo, pone en peligro a los arrecifes de coral, fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas marinos.

¿Qué rol juega la actividad humana?

Algunas actividades humanas como la agricultura intensiva, la deforestación y el urbanismo desenfrenado no solo destruyen hábitats, sino que también fragmentan ecosistemas y sumado a la velocidad de los cambios, se limita la capacidad de las especies para adaptarse a ellos o encontrar refugios adecuados.

¿Qué podemos hacer para mitigar este impacto? 

Ampliar áreas protegidas y restaurar ecosistemas degradados, como bosques y humedales, permite crear entornos seguros donde las especies puedan prosperar sin amenazas humanas directas. Estas medidas no solo benefician a la naturaleza, sino también a las personas, al mejorar recursos clave como la calidad del aire y la regulación del agua.

Además, fomentar prácticas responsables como reducir las emisiones de carbono y crear conciencia ambiental son pasos fundamentales para proteger nuestro entorno. Cambiar patrones de consumo, promover energías renovables y educar a la sociedad sobre la importancia de la biodiversidad, ayudan a mitigar el cambio climático y reducir su impacto sobre los ecosistemas.

¿Por qué importa la biodiversidad y es necesaria? 🌺🐝

La biodiversidad no solo embellece nuestro planeta, sino que es vital para los ecosistemas que sostienen la vida. Estos incluyen:

  • Polinización de cultivos: crucial para nuestra alimentación.
  • Purificación del aire y el agua: los ecosistemas saludables filtran contaminantes.
  • Regulación del clima: los bosques y océanos absorben dióxido de carbono y regulan la temperatura.

Sin biodiversidad, los ecosistemas colapsan, lo que impacta directamente en nuestra calidad de vida y en la de la fauna y flora de nuestro planeta.

Una llamada a la acción

La posible sexta extinción masiva no es un evento inevitable. Con acciones tajantes y coordinadas, podemos mitigar su impacto y proteger las especies que aún quedan. Invertir en la conservación de la biodiversidad es invertir en nuestro futuro: es una cuestión ambiental, económica y social. Con acciones coordinadas, las organizaciones pueden marcar una gran diferencia, ayudando a preservar los ecosistemas y a mitigar los efectos del cambio climático.

Desde Gaiambiente, ayudamos a estas entidades a conseguirlo gracias a la consultoría ambiental, apoyándolas y guiándolas hacia una responsabilidad socioambiental real, con planes apoyados en hechos y hechos apoyados en datos. Escríbenos sin compromiso si necesitas que te echemos una mano.