La Taxonomía Verde Europea es un elemento clave en la estrategia de sostenibilidad de la Unión Europea, proporcionando un marco para clasificar las actividades económicas sostenibles. Con solo eso ya te harás una idea de que esto es algo que puede tener un impacto muy importante en tu negocio. Por eso, en Gaiambiente hemos preparado este artículo para aclararte todas las dudas.
Este sistema de clasificación, según la propia UE, busca promover inversiones más sostenibles y transparentes, permitiendo a inversores y empresas diferenciar proyectos que impactan positivamente en el clima y el medio ambiente. En este contexto, es crucial entender cómo este marco impacta en las empresas y cómo pueden adaptarse a él.
¿Qué es la Taxonomía Verde Europea?
La Taxonomía Verde Europea es un sistema de clasificación que define qué actividades económicas pueden considerarse ambientalmente sostenibles. Este marco se basa en recomendaciones de expertos y científicos y establece criterios técnicos para determinar la sostenibilidad de una actividad. La taxonomía es parte del compromiso de la Unión Europea con el Pacto Verde Europeo y la neutralidad climática para 2050.
La taxonomía se rige por cuatro principios fundamentales y busca contribuir sustancialmente a seis objetivos ambientales establecidos por la UE, que incluyen la mitigación y adaptación al cambio climático, el uso sostenible de recursos hídricos y marinos, la transición a una economía circular, la prevención y control de la contaminación, y la protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas.
¿Y me afecta como empresa?
La implementación de la Taxonomía Verde Europea afecta principalmente a entidades financieras y grandes empresas. Estas están obligadas a informar sobre el porcentaje de sus ingresos o gastos asociados a actividades sostenibles según la taxonomía, proporcionando así mayor transparencia y permitiendo a los inversores tomar decisiones más informadas y responsables. Además, las empresas deben publicar información no financiera sobre su impacto ambiental, social y de gobierno corporativo.
Para aplicar la taxonomía en una empresa, se deben identificar las actividades económicas que realiza y determinar si son elegibles dentro de la taxonomía verde europea. Posteriormente, se evalúa el grado de alineación de cada actividad con los criterios técnicos establecidos y se calcula y reporta el porcentaje de ingresos, gastos y activos asociados a las actividades sostenibles.
Así, la Taxonomía Verde Europea presenta un desafío para las empresas en términos de adaptación y cumplimiento, pero también ofrece oportunidades para mejorar el desempeño ambiental, acceder a nuevas fuentes de financiación y aumentar la transparencia y credibilidad.
Como ves, la Taxonomía Verde Europea es un paso significativo hacia un futuro más sostenible, proporcionando un marco claro y coherente para la sostenibilidad de las actividades económicas. Aunque su implementación puede ser desafiante, las empresas que se alinean con este marco no solo contribuirán a los objetivos ambientales de la UE sino que también se beneficiarán de una posición más fuerte y sostenible en el mercado.
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